miércoles, 7 de diciembre de 2011

Todos queremos hacer el bien

TODOS QUEREMOS HACER EL BIEN.

     El reino de Glup estaba situado en el norte de Agapor, una isla muy grande que estaba gobernada por un par de hadas jovencitas, llamadas Mein y Neim. Venían de Mensa, su pueblo, donde los vecinos las despreciaron por no tener dinero y las desterraron a aquella isla, que no era nada mas que tierra y tierra y que ellas convirtieron en un gran reino, donde los turistas podían comprar muchas cosas en todas las tiendas que habían diseñado ellas mismas.

     Las tiendas eran lindas, maravillosas, coloridas. Alegres por demás. Allí la gente entraba y salía cuando quería.

     Las casas no eran muy grandes, pero tenían el tamaño suficiente como para poder vivir a gusto en ellas.

     Aquel día hacía mucha calor y entonces Mein, que era la más lista, le dijo a Neim:
    • ¡Uf!, con tanto calor, aquí falta algo..., ¡ya sé!, ¡ una piscina!
     Entonces Neim añadió:
    • Pero se nos pasó poner una piscina, ¿cómo vamos a conseguirla?- y de pronto se acordó que.... ¡ eran magas!

     Podían hacer lo que se les antojaran en un instante, así que se fueron a un descampado donde todavía no habían decidido qué poner y allí hizo el conjuro Neim. De pronto, en lugar de salir una hermosa y grande piscina, salió un pequeñito arbusto, de color morado. Mein le dijo:
    • Yo creo que la gente aquí no se puede bañar, lo único que podrá hacer será pincharse con todas las espinas que tiene.
    • Sí, eso creo.- añadió Neim.

     Mein repitió el hechizo y por fin salió una gran piscina de agua cristalina.

     Durante toda la mañana la gente acudió sin parar, así es que cuando la gente ya se iba, entraron unos monstruos enormes y muy feos, bueno en realidad eran unos muertos vivientes. La gente se asustó bastante, pero resulta que eran buenos y amables con todo el mundo. Las dos hadas, al ver lo buenos que eran, los invitaron a su castillo, donde le atendieron estupendamente y seguro que se sintieron bastante a gusto.

     Una vez que salieron de allí se encontraron con otra hada que estaba en peligro y ellos con toda su fuerza la salvaron, entonces las reinas que lo vieron todo, los nombraron jefes del bien, y también socorristas de la piscina. Todos ellos eran amables.

     Al día siguiente, de nuevo, la gente y los guardias fueron a la piscina pero, para sorpresa de todos, no había socorristas, reinas ni hadas. Todos habían desaparecido. Las buscaron y buscaron pero no las hallaron. Sólo encontraron en el suelo de la habitación en la que vivían una nota, un papelito sencillo. Decía:

    • Aunque estamos a gusto con vosotros, necesitamos conocer otros lugares. Nos vamos con los muertos buenos. Nos veremos pronto.

     Por mucho que las buscaron durante meses y años nunca las encontraron y tal vez en Glup y Agapor aún las sigan buscando.

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