miércoles, 7 de diciembre de 2011

Viaje mágico

UN VIAJE MÁGICO”:

      Manuel era un niño corriente y moliente. Un día vería que su vida cambiaría. Este es alto, delgado, blanco de piel, flojo, tiene el pelo de color pelirrojo y es corto, los ojos pequeños y de color marrón, la nariz, pequeña, las orejas grandes, su boca es pequeña y roseada, sus mejillas están recubiertas de un pecas muy graciosas, sus cejas son grandes y pobladas de muchos pelitos, su cuello es corto, tiene las extremidades cortas y las manos pequeñas. Este es ágil, corre mucho, es amable, simpático, agradable, cumple todo lo que promete, inteligente, un poco torpe y muy pero que muy cobarde.
     Un día normal y corriente Manuel se levantó, se lavó los dientes, hizo pis, fue a ponerse la ropa. Cuando terminó se peinó y después fue a desayunar como un día normal. Cuando hubo terminado con todo se fue a estudiar porque como hoy era un día normal tenía exámenes. Cogió su mochila y fue corriendo a la escuela.
     En el colegio se encontró con los matones del barrio que le querían zurrar porque decían que Manuel le había robado sus canicas, pero no era verdad, es que siempre se metían con él por cualquier cosa, incluso para desahogarse. Éste, acobardado, se puso las manos en la cabeza diciendo:
- No me peguéis, por favor. Os lo suplico.
    Tuvo suerte porque por allí pasó la directora del colegio, la grandiosa: Ana Navarro. Manuel le dijo buenos días muy feliz porque le había salvado el pellejo. Feliz, aunque con cuidado se fue a la clase para dar el examen de Lengua. Al terminar las clases Manuel se fue por la puerta trasera por si las moscas, pero como los tres gamberros ya se sabían las estrategias de Manuel, sabían por donde iba a salir. Los tres dijeron a la vez:
- Ahora no tienes a quien te salve. Ja Ja Ja Ja Ja.
Manuel aprovechó las risotadas de los tres gamberros y salió corriendo hacia el bosque para escaparse. A lo lejos vio como un portal mágico que nunca había visto, y eso que el se conocía el bosque como la palma de su mano, cuando entró, de momento se cerró el portal y los tres gamberros no pudieron entrar. Manuel se pellizcó para ver si estaba soñando, pero no, estaba en un lugar maravilloso: Éste tenía campos inmensos y rosas flores se posaban en las verdes praderas, había un precioso rió cristalino de aguas heladas con peces de colores que nadaban contentos, había muchas flores y árboles por los alrededores, pajaritos felices cantaban sus estribillos melódicos, casas blancas dormían a la sombra, muchas personas jóvenes paseaban con alegría, el cielo estaba completamente azul sin una nube, el sol parecía que estaba bailando con sus amigas las gaviotas, a lo lejos se veía un precioso paisaje de montaña con un castillo enorme que relucía.
     Manuel emocionado corrió feliz hacia el castillo. En un cartel ponía:

Villa Feliz”


     Corrió sin mirar atrás y fue directo hacia el castillo. Cuando estaba delante de esté no pudo callarse.
- ¡Oh! Que pasada.
    El castillo estaba hecho de cristal. Se acercó a la puerta que tenía súper gigante y le dio pequeños golpes a los llamadores. El gigantesco armatoste lo abrieron dos guardias reales que se parecían un montón.
- Hola, joven guerrero, dispuesto para salvar a la princesa.- Dijeron los dos a la vez.
- ¿Yo un guerrero?Se han equivocado, yo solo vengo al rey.-Dijo Manuel extrañado.
    Cuando Manuel menos se lo esperaba, una trampilla le catapultó hacia un sótano. Allí un hombre viejo se echaba las maños a la cabeza y gritaba:
- ¡Esto es una tragedia!He perdido a mi hija.
- Señor le ocurre algo.- Intento consolar Manuel.
- Aleluya, has venido.¿Te llamas Manuel y eres del país de los humanos? -Preguntó un poco más alegre.
- Si, supongo que si.-Afirmó.
- Te envié aquí para que rescataras a mi bella hija Claudia.-Señaló a un cuadro donde había una bella mujer- Iba a ser la futura reina de esta hermoso lugar pero...la raptó el horrible y malvado Fétido, que quiere arruinarme a mí y a mi bello país.-Lloriqueó.
- ¿A mí? Pero si yo solo soy un niño corriente y flojo que no podrá salvar a su encantadora hija.
- Por favor se lo suplico. No tengo a nadie que me pueda ayudar.-El rey lloriqueando se tiró al suelo de dolor.
- Vale, acepto.
- Gracias mi caballero. Tiene que partir lo antes posible, ¡ah,una cosa más! No le cuente a nadie que mi hija ha desaparecido que si no Villa Feliz será triste para siempre.
- Si, me Señor, no le defraudaré, se lo juro.
    Dicho y hecho, Manuel se puso la armadura, se puso en marcha y un hombre musculoso y con muy poca ropa le dijo:
- Espere, me llamo Músculos, yo también voy con vos caballero.-Dijo valiente.
     Manuel no dijo nada aunque pensó que si, porque así me podría defender de los malos y de Fétido.
- Si, puedes venir.
    Cuando estuvieron listos los dos se montaron en los caballos y fueron hacia el horrible y terrible castillo de Fétido. Como Manuel no sabía montar a caballo, se dio muchos culazos durante el viaje. Cuando llegaron al feo castillo de Fétido le dieron escalofríos a Manuel y un poco de miedo. Músculos se bajó del caballo sin ningún temor a nada ni a nadie, en cambio Manuel se meó los pantalones. Manuel caminó detrás de Músculos, aunque no pudo andar muy bien porque le temblaban las piernas de puro canguelo. Músculos dijo:
- Tenemos que separarnos para buscar a la futura reina Claudia.-Explicó serio.
- No.-Dijo Manuel asustado.
     Cuando se quiso dar cuenta, Músculos ya había desaparecido. Manuel gimió:
- ¡¿Y ahora qué hago?!No soy fuerte y además soy muy cobarde.-Lloró.
     Manuel oyó una voz espeluznante que hablaba con alguien, seguro que era Fétido y estaba con la princesa Claudia. Manuel se acercó silenciosamente y vio nada más que a la princesa Claudia y a una pequeña masa verde, este tenía una placa: Fétido. Manuel salió de su escondrijo y dijo:
- Ja ja ja ja ja ja ja, ¿tú eres Fétido?-Se rió.
     Manuel cogió a la princesa y le dijo:
- Señorita, me acompaña hasta su palacio.
- No, no te saldrás con la tuya.-gritó
    Músculos apareció de la nada y de un pisotón aplastó a Fétido que fue desapareciendo poco a poco. Todos juntos se fueron al palacio donde el rey se puso muy feliz.
- Gracias, mi genial caballero le debo una.-Sonrió el rey ahora más tranquilo.
- Si, y ya sé que idea es...-Contestó Manuel.
    Manuel apareció como si nada otra vez en la puerta trasera del colegio, donde también estaban los tres gamberros:
-...Ahora no tienes a quien te salve. Ja Ja Ja Ja Ja Ja. Entonces del cielo cayó una gran maza que aplasto a los tres abusones. Eso fue lo que pidió al rey: Que los tres abusones le dejaran en paz. Muy contento volvió a su casa y le contó a su madre todo lo que pasó en aquel extraordinario viaje.


FIN







2 comentarios:

  1. Madre mía, me gustaría mucho saber cuanto ha tardado.





    María T

    ResponderEliminar
  2. Es impresionante, que una niña de 11 años pueda llegar a escribir tanto.

    ELNA.

    ResponderEliminar