miércoles, 25 de enero de 2012

"Los Animales"

LOS ANIMALES”

   Había una vez un elefante, un león, un ratón, un buitre y una cebra, ellos eran unos grandes amigos.
     Estos animales no eran normales porque el día anterior le pidieron un deseo al Río de los Deseos, el deseo fue cambiarse sus rasgos peculiares entre ellos.
     El león se cambió los rasgos con el elefante, el buitre con la cebra y el ratón con el buitre.
     El león tenía unas orejas grandes como las de un elefante, las patas las tenía grandes y con las uñas grandes y redondas, la cola era de color naranja y el final de color gris.
     El elefante tenía la melena marrón del león que le cubrían las orejas, las patas eran delgadas, ágiles, con las uñas largas y negras como el carbón y con la cola de color gris y naranja.
     La cebra tenía el pico del buitre, la mitad de su lomo era marrón oscuro y sus orejas estaban recubiertas de pelo marrón.
     El buitre tenía sus cuerpo chiquitín con rayas alternadas de color negro blanco, en vez de tener su pico tenía una boca y dientes, sus orejas eran redondas como las del ratón y en vez de alas tenía cuatro patas,
     El ratón tenía dos alas marrones, las orejas del león, dos pezuñas negras una en cada pata y una cola gruesa y marrón.
    
     Ellos vivían en una aldea verde como las hojas de los árboles, las casa eran setas grandes, el cielo eran azul como el agua y el sol brillaba como los diamantes.
     Vivían con otros animales como: tigres, canarios, águilas, loros, gorriones, leopardos, guepardos...
   Un día cuando estaban merendando, apareció una cosa extraña en el cielo, parecía un ovni, el ovni aterrizó en la aldea, una rampa se deslizó hacia el césped de la aldea y un alienígena dijo:
   -Voy a invadir vuestro aldea porque mis amigos y yo la queremos para vivir felices.
   -Aquí no vais a invadir nada porque está aldea es nuestra.
   -Ah, ¿no? ¡Eso ya lo veremos!
    
      El alienígena se subió al ovni y para desmostar que si iban a invadir la aldea le dio a un botón y sacó una metralleta, con ella destruyó un árbol y una casa seta.
    - Por favor no sigas destruyendo más cosas, esta aldea nos ha costado meses hacerla, en vez de ser para vosotros, ¿Por qué no la compartimos?, así dejaríamos atrás la guerra y la paz arriba, que os parece dijo el ratón.
    Los alienígenas se lo estuvieron pensando un rato pero al final dijeron que sí.
    Los animales fantásticos que así le llamo yo, le pidieron al Río de los Deseos que querían tener sus rasgos anteriores, así que todo volvió a ser como era antes y todos vivieron muy felices durante muchísimos años.












"El Perro Abandonado"

El Perro abandonado:

     Había una vez un perro llamado Faro, fue abandonado, era de color blanco, su pelaje era áspero, tenía una mancha de color negra en el ojo, Faro no era alto, era más bien bajito, él era simpático y sabía cuidar a las personas .Ya no tenía dueño y estaba en una perrera, en ese lugar él no era alegre porque todos los días los perreros los maltrataban.

     Un día, el listo de Faro, se escapó de la jaula en la que estaba y salió rápidamente de la perrera, los perreros salieron tras él, pero Faro escapó, estuvo varios días en la calle vagabundeando, se refugió en un hueco que había en un callejón, se adentró en él y estuvo toda la noche durmiendo allí, al día siguiente salió a buscar comida, pero no había basura, era como una parte de la ciudad aislada.

      En el lugar que estaba había humo, gente muy mal vestida y mal educada, Faro no se lo creía, se decía en su interior que era una maravilla de ciudad, estuvo andando pero no encontraba basura, donde coger desperdicios.

     En una casa muy grande y muy bien cuidada había una perra, era muy elegante y estaba muy bien cuidada, se acercó y ella le pregunto:

     -¿Que te pasa? Faro respondió:
      - Soy un perro vagabundo y no tengo dueño, estoy sucio y huelo mal.
      - No pasa nada yo te puedo ayudar, lo primero es saber como te llamas.
      - Faro y ¿tu?
    -Samanta     
    -Que nombre mas bonito, digno de ti.
    - Gracias, el tuyo también es muy bonito, ¡tengo una idea! A mi dueño les encantan los perros y fijo que tú le gustaras. Dijo con voz alegre.
    - Creo que no, yo no soy un perro con suerte...

     Los dos perros entraron en la casa de Samanta, ella hizo que Faro entrara para que su dueño lo viera y se encariñara de él, pero no fue así, aunque no todo estaba perdido tenía un amigo que estaba buscando un perro como él.
    Primero le bañaron ,le peinaron, le pusieron un lazo azul en el cuello, fueron a casa del amigo del dueño de Samanta y le comentó que lo había encontrado en la calle y como él ya tenía a Samanta, no le importaría quedarse a Faro.

    El amigo aceptó, ya tenía casa, estaba muy contento, Faro le dijo a Samanta que si se verían alguna vez y ella le respondió que claro, ya que la casa del amigo estaba cerca de la suya y podrían salir a pasear juntos. Faro se puso muy muy contento y por fin se le cumplió su sueño de tener un dueño, Faro se lo pasaba muy bien con su nuevo dueño, ya nadie mas le maltrataría.

Fin:




" La Casa Gigante"

La casa gigante


      Había una vez un gigante gordo, apasionado y glotón que tenía una de las casas más grandes de La Tierra de los Gigantes. Si era una tierra de gigantes, imaginaos si era la casa más grande de la tierra gigante, todo un torreón ancho.
      Un día el gigante estaba viendo el fútbol sentado en su sillón, con una cerveza y unas rosquillas. Cuando se acabó el partido “Que era el clásico Madrid Gigante y el Barça Gigante” se fue a dar un paseo mientras se le bajaba la comida y cuando volvió se acostó. Al día siguiente quedó con su amiga gigante que era guapa, presumida pero con un gran corazón. La invitó a su casa para enseñarle un hueco que tenía una escalera.

      Era todo un misterio, el gigante no se atrevía a entrar porque era oscuro y no se veía nada y como no tenía linternas le pidió a su amiga que viniera y le prestara una. La gigante tenía tanta intriga que fue con el gigante. Un tambor se oía a lo lejos del pasadizo, era tenebroso como el horrible sonido de los aparatos del dentista. Se adentraron en el horrible pasadizo. Al final había una ciudad subterránea que tenía como habitantes unos cavernícolas, por eso se oían tambores.

     De repente un cavernícola se llevó a la gigante y la encerró en una olla. El gigante se temía lo peor, iban a comérsela. El gigante reaccionó y decidió salvar a su amiga. Al atacar a los cavernícolas el gigante se dio cuenta de que eran flojos, el gigante acabó con todos ellos en un periquete.

     Su amiga le dio las gracias, pero la gigante se enamoró del gigante y el gigante de ella. Juntos: se casaron, tuvieron 2 hijos y compraron otra casa porque la del gigante era un misterio.


Fin.

"Loquilandia"

Loquilandia.

      Había una vez un elefante pequeño y rápido, un león gigante y lento, un buitre minúsculo y lento, una cebra voladora y enorme y un ratón fuerte y tímido. Los cinco eran muy amigos y vivían grandes aventuras juntos.

     Un día reluciente como una bombilla recién estrenada salieron los cinco a pasear por su ciudad. El buitre se encontró una cueva oscura como una alcantarilla y tuvo el deseo de entrar en la cueva, los demás le siguieron. Al fondo se vio brillar algo, se acercaron y vieron que lo que brillaba era un colgante. La cebra se adelantó a los demás, se puso el colgante y al cabo de unos segundos los cinco amigos se vieron teletransportados a una isla negra.

    Los cinco amigos no se lo creyeron, pero el colgante era un teletransportador y lo que no saben es que están en peligro.

     Los amigos siguen en la isla negra. El león y el ratón se proponen ir a investigar la isla si los demás se apuntan. Después de un buen rato de investigación todos tenían sed y lo más raro era que había un monstruo vendiendo botellas de Coca Cola Light a 0´78€. todos llevaban 1€ en el bolsillo y se compraron una.

     Después de acabar con su sed se encontraron un pedrusco gigantesco en forma de monstruo en el final de la isla negra. Se asustaron y echaron a correr pero una mano mecánica metió a los cinco dentro del pedrusco. Todo estaba rodeado de roca fundida (lava) pero vieron una balsa de piedra. Se metieron en la balsa y se pusieron a encontrar la salida. Se terminó el río de roca fundida y salieron de la balsa. Vieron una salida pero cuando iban corriendo hacia la puerta vieron caer del cielo un monstruo gigante escupe-fuego que les cortaba el paso.

     Tenían tantas ganas de salir que decidieron cargárselo. El ratón combatió su timidez y le pegó un puñetazo en el pecho y los cinco se aliaron para hacer un grupo gigante y se cargaron al monstruo con patadas de kárate en todos sitios. Cuando volvieron a la ciudad les contaron los cinco a todo su resto de amigos su aventura, ¡fue espectacular!